lunes, 12 de diciembre de 2011

Demóstenes



Demóstenes (griego Δημοσθένης, Dêmosthénês) fue uno de los oradores más relevantes de Atenas. Nació en Atenas.

Sus dotes de oratoria constituyen la última expresión significativa de las proezas intelectuales atenienses. Demóstenes aprendió retórica mediante el estudio de los discursos de oradores anteriores. Pronunció sus primeros discursos judiciales a los veinte años de edad, cuando reclamó a sus tutores que le entregaran la totalidad de su herencia. Durante un tiempo, Demóstenes se ganó la vida como escritor profesional de discursos judiciales y como abogado, redactando textos para su uso en pleitos entre particulares.

Demóstenes se interesó por la política. Dedicó sus años de plenitud física e intelectual a oponerse a la expansión del reino de Macedonia. Idealizaba a su ciudad y luchaba por restaurar la supremacía ateniense y motivar a sus compatriotas para oponerse a Filipo II de Macedonia. Buscó preservar la libertad de Atenas y establecer una alianza contra Macedonia en un intento sin éxito de impedir los planes de Filipo de expandir su influencia hacia el sur, conquistando las ciudades-estado griegas. Dos años antes de la muerte de Filipo, Demóstenes tuvo un papel capital en el levantamiento de Atenas y Tebas contra el rey macedonio y su hijo, Alejandro III, en la batalla de Queronea, si bien sus esfuerzos no tuvieron éxito cuando la revuelta se encontró con una enérgica reacción macedonia.

Demóstenes pertenecía a una rica familia mercantil, lo que le valió el desprecio de las viejas familias aristocráticas. A los 7 años Demóstenes se quedó huérfano. Su padre le dejó una fortuna en fideicomiso, quedando al cuidado de sus tíos, ya sea por error de gestión o por mala intención, dilapidaron su fortuna quedando el joven Demóstenes en extrema pobreza.

Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, exigió una auditoría de cuentas de la gestión realizada por sus tutores. Según Demóstenes, la revisión de las cuentas demostraba la apropiación indebida de su patrimonio. Aunque su padre le había dejado un patrimonio de casi catorce talentos10. Dijo en el juicio que sus tutores no le habían dejado nada salvo la casa, catorce esclavos y treinta minas de plata (medio talento).

A los 20 años, Demóstenes demandó a sus tutores, intentando recuperar su patrimonio. Durante los juicios pronunció cinco discursos: El tribunal fijó los daños y perjuicios sufridos por Demóstenes en diez talentos logrando recuperar una porción de toda su herencia.

Se incluye a los filósofos Aristóteles, Teofrasto y Xenócrates entre sus profesores. Sin embargo, todas estas afirmaciones son hoy en día puestas en duda.

Demóstenes tenia problemas en el habla y llevó a cabo un estricto programa para superar esas deficiencias y mejorar su locución. Trabajó la dicción, su voz y sus gestos hasta el punto que su ahínco y su devoción se volvieron proverbiales.

Escribió Contra Androcio, Contra Leptino, dos fieros ataques contra individuos que pretendían eliminar unas exenciones de impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates abogó por la eliminación de la corrupción, denunciando medidas que veía como deshonestas o contrarias de las tradiciones atenienses. Todos estos discursos ofrecen unas primeras muestras sobre sus ideas de política exterior, como pudieran ser la importancia de la flota, las alianzas, o el honor nacional.

Demóstenes se sintió lo suficientemente fuerte como para mostrar su visión sobre el asunto de política exterior más importante al que se enfrentaba Atenas por entonces: la postura que debería tomar la ciudad con respecto a Filipo II de Macedonia. Demóstenes dirigió sus energías contra el creciente poder del rey Filipo II de Macedonia, a quien veía como una amenaza no sólo para Atenas sino para todas las ciudades-estado griegas.

Gran parte de sus mejores discursos se dirigieron contra el poder creciente del rey Filipo II de Macedonia. Demóstenes describió a Filipo como el mayor y el peor enemigo de su ciudad. El discurso sería un avance de los fieros ataques que Demóstenes lanzaría contra el rey macedonio durante los años que siguieron. Criticó a aquellos que subestimaban el poder de Filipo y avisaba de que era tan peligroso como el propio rey de Persia.

Tras la batalla de Queronea, Filipo impuso un severo castigo a la ciudad de Tebas, si bien fue bastante transigente a la hora de imponer a Atenas las condiciones de un acuerdo de paz. Demóstenes defendió la fortificación de Atenas y fue elegido por la ekklesía para pronunciar el discurso fúnebre por los ciudadanos muertos en la guerra contra Macedonia.

Cuando Filipo fue asesinado durante la boda de su hija, Cleopatra de Macedonia con el rey Alejandro de Epiro. Tras su muerte, el ejército proclamó rey a su hijo primogénito, Alejandro. Mientras tanto, ciudades como Atenas o Tebas veían en este cambio de líder una oportunidad para recuperar su total independencia, y Demóstenes estuvo entre los atenienses que tomaron un rol más activo en la dirección de la revuelta de Atenas.

Demóstenes también envió mensajeros al general Átalo, padre de la última esposa de Filipo, a quien consideraba un oponente interno al trono de Alejandro. En cualquier caso, Alejandro se desplazó rápidamente a Tebas, que se sometió al poco tiempo de verle aparecer frente a sus puertas. Cuando los atenienses se enteraron de que Alejandro se había movido tan rápido a Beocia cundió el pánico y suplicaron piedad al nuevo rey de Macedonia. Alejandro, por su parte, se limitó a amonestarles, y no impuso ningún castigo por la sublevación.

Alejandro se sintió con suficiente fortaleza como para enfrentarse a Tracia e Iliria. Mientras estaba luchando en el norte, los tebanos y los atenienses se rebelaron una vez más, creyendo los rumores que se habían extendido sobre la posible muerte de Alejandro. Darío III de Persia financió a las ciudades griegas que se levantaron contra Macedonia, y se dice que Demóstenes podría haber recibido unos 300 talentos en nombre de Atenas, motivo por el cual se enfrentó después a acusaciones por apropiación indebida.

Alejandro reaccionó de manera inmediata y arrasó Tebas hasta sus cimientos. No atacó Atenas, pero exigió que todos los políticos de la facción anti-macedonia fueran exiliados, siendo Demóstenes el primero de la lista. Según Plutarco, una embajada especial de Atenas encabezada por Foción, un opositor de la facción anti-macedonia, fue capaz de persuadir a Alejandro para que retirase dicha exigencia.

Se cree que se suicidó en Calauria tiempo despues de la muerte de Alejandro por temor de que Antípatro, general de Alejandro, lo asesinase.